Cámara de asimilación acelerada

En tiempos tan acelerados como los nuestros, puede ocurrir que te sientas a veces, o a menudo, abrumado o «sobrecargado». Los elementos de tipo espiritual, mental, emocional e incluso físico que te exigen cambiar la estructura básica de quién eres o quién crees ser se suceden tan rápidamente que cada vez es mayor la necesidad de crear un «ojo dentro del huracán».

A veces puedes sentir que no tienes nada sólido a lo que aferrarte; como si la vida fuera un viaje en montaña rusa, un continuo vuelco de paradigmas, un proceso de purificación sin fin. Puede que te encuentres experimentando la sanación de varias de tus vidas en un solo día, convirtiéndote en una persona distinta una y otra vez. A medida que la Tierra y este sistema solar se internan más profundamente en la Banda de Fotones la aceleración se hace más intensa para todos.

A veces, los cambios espirituales y etéricos se suceden con tanta rapidez que el cuerpo, la mente y las emociones se muestran incapaces de seguirlos. Otras veces, los cambios son tan fundamentales para tu propia identidad que puedes sentir desorientación e incertidumbre general. Puedes sentir cansancio o hastío, o sentirte demasiado hiperactivo y «sobreamplificado». Puede que tengas ganas de escaparte pero sin saber adónde, o quizá te derrumbes y no puedas moverte.

La sobrecarga puede conducirte a adicciones desordenadas a no ser que seas consciente de lo que ocurre y puedas encontrar otros mecanismos de defensa. El uso de chocolate, azúcar o cafeína, para enmascarar la presión emocional o ver la televisión para bloquear el vómito mental son ejemplos de mecanismos adictivos de defensa. Son adictivos porque son obsesivos y urgentes y porque usas unos como sustitutos de otros a los que temes o que tratas de resistir o evitar.

Quizá desees evitar a toda costa la sensación de soledad, enfado o miedo. O quizá la sobrecarga se produce cuando despejas un número considerable de creencias o vidas pasadas en un período corto de tiempo. Tal vez te sientas abrumado cuando te enfrentas insistentemente con tus problemas relacionados con el control y la venganza.

O quizá sientas la sobrecarga cuando un sanador opere en ti un despejamiento de energía justo después de haber leído un libro lleno de mucha información espiritual nueva. Ambos estados pueden agotar tu capacidad de cambio, receptividad y aceptación de novedades. Si alguna vez has realizado cursos intensivos prácticos de naturaleza espiritual o terapéutica, puede que conozcas este síndrome. Sea cual sea el origen de la sobrecarga, supone una paralización de la asimilación y el aprendizaje de las experiencias vitales, impidiendo el crecimiento libre de riesgos.

Aquí es donde aparece la Cámara para la Asimilación Acelerada. Su único objetivo es el de reducir la sobrecarga a todos los niveles y ayudarte a asimilar curación, cambio, aprendizaje y crecimiento, tanto en tu vida como en tu forma de ser. Conocí por primera vez este tipo de cámara en 1987, durante el mes de curso intensivo durante el cual conocí a los Pleyadianos a nivel consciente.

Te resultará fácil comprender por qué lo necesitaba, ya que los pleyadianos operaban en mí durante todo el día, estuviera despierta o dormida, mientras tomaba parte en el continuo trabajo diario del curso. Las exigencias mentales y emocionales de la doble realidad eran maravillosas pero agotadoras en el mejor de los casos. La cámara aceleró mi propia asimilación, lo que me capacitó para seguir aprendiendo y sanándome; agradecí inmensamente el regalo, usándolo con frecuencia; por ello recomiendo vivamente el uso de esta cámara si estás en medio de algún taller o curso intensivo; te ayudará a mantenerte presente y disponible, al igual que despejado al máximo.

¡Ojalá la hubiese conocido hace años cuando estudiaba en la universidad!

La cámara no puede sustituir ni al descanso y la relajación ni al ejercicio. Debes seguir responsabilizándote de cuidar tus necesidades en períodos de esfuerzo o de estrés. Ni sustituye al día o la semana libre si lo necesitas ni intenta ocupar el lugar de la autodisciplina y el cuidado de uno mismo. Sin embargo, en los momentos en que de verdad lo necesitas es un auténtico regalo del cielo.

La cámara en sí quizá sea la más simple. Es un suave campo de luz color plata aguamarina que empapa el cuerpo y el aura. Los pleyadianos me han dicho que se trata de uno de los varios nuevos colores que los ojos humanos podrán ver en la cuarta dimensión; algunos clarividentes ya están empezando a ver estos colores. Lo más cerca que puedes estar de verlo en este momento y lugar es imaginar que mezclas por igual una luz de un brillo plateado metálico y otra de color aguamarina pálido -o azul topacio.

Este nuevo color irradia una frecuencia relajante llena de luz y alegría que ayuda a tranquilizar y ralentizar el proceso de combustión espiritual que se produce en épocas de transformación. Con él se logra además un equilibrio cuerpo/alma más natural y pacífico. También favorece la desconexión de la mente sobrecargada para que así durante un momento te limites tan sólo a ser.

Incluso aunque no sientas sobrecarga, resulta conveniente experimentar la cámara a fin de establecer un punto familiar de referencia para cuando de verdad la necesites. Además, sienta bien.

Sigue las instrucciones dadas al comienzo del capítulo para abrir cualquier sesión de cámara, luego limítate a invocar la Cámara Lumínica para la Absorción Acelerada. Si visualizas el color plata aguamarina al principio de la sesión y lo imaginas empapando el aura y las células, la experiencia será más intensa. Luego sólo relájate y «déjate llevar».

Este tipo de sesión de cámara sólo dura de dos a diez minutos y se puede hacer tantas veces como sientas la necesidad.

  1. Relájate en posición reclinada, con las rodillas apoyadas sobre algo cómodo (cuando las piernas están completamente rectas, las rodillas tienden a bloquear e inhibir el flujo completo de energía).
  2. Cuando te encuentres en posición, inspira despacio unas cuantas veces mientras centras la atención en lograr que tu conciencia esté más presente en el cuerpo.
  3. Conéctate a la tierra.
  4. Retrae el aura a una distancia de aproximadamente un metro del cuerpo en todas las direcciones. Haz los cambios necesarios en el color de los límites del aura o en las rosas.
  5. Ahora llama a los Emisarios Pleyadianos de Luz y al Maestro Ascendido Jesucristo para vigilar y llevar a efecto la sesión de sanación.
  6. Pídeles que coloquen sobre ti el Cono de Luz Interdimensional para procurar el despejamiento y el alineamiento divino.
  7. Si deseas que otros guías, seres angélicos o Maestros Ascendidos estén presentes en la sesión, ahora es el momento de llamarlos, especificando siempre que sólo los seres de Luz Divina estén presentes.
  8. Como en cualquier otra sesión de sanación, pide qué te acompañe tu Yo Superior.
  9. Invoca la sesión de cámara de asimilación acelerada.

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