FEME es la abreviatura de «física, emocional, mental, y espiritual». Tu yo humano está compuesto de estos cuatro cuerpos de energía. Deben funcionar en armonía y equilibrio mutuos a pesar de tener cada uno su propia función individual independiente. Si, por ejemplo, tu trabajo te exige una gran actividad mental o física, necesitarás aportar a tu vida más actividades de corte emocional y espiritual y centrarte cuando no estés trabajando.
Muchas naciones indígenas del mundo, incluyendo amerindias, aborígenes australianas y celtas, han utilizado círculos y cruces ceremoniales con una atención especial a las «cuatro direcciones» para conseguir este equilibrio. En estos círculos y formas en cruz, el este suele simbolizar el elemento fuego que se corresponde con el yo espiritual. El sur contiene la energía de la Tierra que alberga el cuerpo físico. El oeste es el elemento acuoso y soporte de tu vida emocional.
El norte es el hogar del aire, tu aspecto mental. Desde tiempos inmemoriales han tenido lugar los rituales y las sanaciones en el interior de estos círculos y cruces porque las personas lúcidas siempre han reconocido la importancia del equilibrio. «Para todo existe una época. Un momento para cada propósito bajo el cielo». Quizá sea
hoy de vital importancia saber volver al equilibrio ahora que se ha perdido. Nuestra forma de vida está tan contaminada a todos los niveles que ya no conduce hacia el equilibrio y la armonía naturales. Además de las obvias causas medio ambientales del problema está la contaminación por radar, las pruebas nucleares, los vertidos y fugas químicos, los televisores, microondas, ordenadores, y frecuencias eléctricas de luz (FEL).
La programación subliminal a través de radio y televisión ha intensificado la codicia, el miedo, la desconfianza, la adicción y la vergüenza en proporciones desconocidas en la Tierra desde la última caída de la Atlántida. Los ingredientes químicos en la comida, la ropa, los champús, productos de limpieza, detergentes, perfumes y lacas en aerosol nos han destruido el sistema nervioso y han mutado las funciones cerebrales debido a las neurotoxinas que contienen. La lista podría seguir indefinidamente.
El problema es que lo que la gente de la calle llama hoy equilibrio y armonía es disfunción y neurosis. Lo que da miedo es que la mayoría ni lo sabe y considera normal esta disfunción.
La Cámara de Sincronización FEME abre la comunicación entre los cuerpos de energía y la redistribuye, dejando una sensación de mayor equilibrio, de estar más presente y en armonía con uno mismo y con los demás. Lo que mi clarividencia me ha mostrado cuando he utilizado la cámara son ondas de energía descendiendo por el aura y el cuerpo. Parece ser que estas líneas onduladas rompen puntos de energía condensada y la mueven hacia las zonas del cuerpo o del aura donde sea necesaria. Partes de esta energía pueden liberarse al mismo tiempo.
A veces, cuando esto ocurre, noto que me pesan los párpados o siento la necesidad de estirarme y bostezar o de respirar profundamente. Después de una sesión de cámara de este tipo, tengo siempre la sensación de estar ante lo sagrado, igual que cuando estoy largo rato en la naturaleza o celebro algún tipo de ceremonia u oración dentro de las cuatro direcciones.
Este proceso no pretende sustituir los círculos, ceremonias o el tiempo que pasamos en la naturaleza. Es un regalo para ayudarte cuando estás muy ocupado y no puedes crear el espacio para una ceremonia o un proceso de equilibrio que necesite más tiempo. A veces me sirvo de esta sesión de cámara antes de realizar una ceremonia a antes de enseñar. Cuando lo hago, extraigo más de la experiencia porque empiezo desde un lugar más despejado.
Para experimentar una sesión de Cámara de Luz de Sincronización FEME, primero sigue los pasos para iniciar una sesión de cámara dados al principio del capítulo, luego invoca la sesión de Cámara de Luz de Sincronización FEME para que entre en el cuerpo y el campo del aura. Relájate y disfruta. La sanación dura de diez a cuarenta y cinco minutos. En esta cámara puedes pedir que se reduzca la duración a diez minutos si tienes problemas de tiempo. En caso contrario, deja que actúe el tiempo máximo en caso de que fuera necesario.
Cuando se retire la cámara y se termine la sesión, sentirás o un cambio o una estabilización de la conciencia y de la energía corporal. Si eres clariaudiente, puede que escuches un mensaje diciéndote que has terminado.
Cuando algo de esto ocurra o simplemente sepas que se ha terminado, reincorpórate despacio, siente el equilibrio en los pies antes de caminar y reanuda la labor diaria.
- Relájate en posición reclinada, con las rodillas apoyadas sobre algo cómodo (cuando las piernas están completamente rectas, las rodillas tienden a bloquear e inhibir el flujo completo de energía).
- Cuando te encuentres en posición, inspira despacio unas cuantas veces mientras centras la atención en lograr que tu conciencia esté más presente en el cuerpo.
- Conéctate a la tierra.
- Retrae el aura a una distancia de aproximadamente un metro del cuerpo en todas las direcciones. Haz los cambios necesarios en el color de los límites del aura o en las rosas.
- Ahora llama a los Emisarios Pleyadianos de Luz y al Maestro Ascendido Jesucristo para vigilar y llevar a efecto la sesión de sanación.
- Pídeles que coloquen sobre ti el Cono de Luz Interdimensional para procurar el despejamiento y el alineamiento divino.
- Si deseas que otros guías, seres angélicos o Maestros Ascendidos estén presentes en la sesión, ahora es el momento de llamarlos, especificando siempre que sólo los seres de Luz Divina estén presentes.
- Como en cualquier otra sesión de sanación, pide qué te acompañe tu Yo Superior.
- Invoca la sesión de cámara de luz de sincronización FEME.